Por César Mazza[2]
No hay tradición sin vanguardia. El tema es clínico y, a la vez, político. Clínico porque si tomamos a la tradición como el discurso del Otro, donde el sujeto fue hablado, no encontramos más que la parentela, la imposición de una lengua cantada, familiar, doméstica… Un análisis puede permitir separarse de esa lengua, crear condiciones de enunciación. Así, en cierto momento, el analizante puede comenzar a tener una voz, a proponer una política de la enunciación antes que asimilarse a los enunciados existentes. El sujeto en psicoanálisis es transindividual, en consecuencia, el tema clínico implica necesariamente el lazo con los otros; ¿cómo posicionarse en su deseo respecto de una escena ya no familiar, el teatro de la ciudad? Para que exista vanguardia, es preciso desarmar una tradición, valerse de lo ya dicho-hecho. Con lo que queda, esos restos dispersos ya sin funcionalidad, el analizante, como el artista, podrá usarlos como medio de vida, intervenir en la escena de la ciudad…
Para ilustrar, convocaré a algunos amigos de la causa analítica, a Macedonio Fernández y a Oscar Masotta[3].
¿Se imaginan semejante reunión? Ambos supieron dejar por estas latitudes su inquietante presencia, trastocando fugazmente el arraigo a una lengua familiar, localista.
Veamos cómo es que cada uno llegó a esta ciudad, y cómo discretamente se instalaron en la trama de la cultura local. Siempre en un doble filo, adentro y afuera en forma simultánea, ambas presencias se constituyeron en referencias del discurso analítico para jugar ya de locales.
Señoras y señores, público en general, lectores de vidrieras, lectores salteados, espectadores activos de fila uno, tengo el gusto de anunciar dos importantes arribos.
Primer anuncio: viene a Córdoba Macedonio Fernández
Atendamos a lo que dice: “No necesita explicación mi presencia aquí, señores, pues que esta falta; y espero que seáis con ella indulgentes, considerando que no se ha producido”. Así comienza Macedonio Fernández la Editorial de regreso de la ‘Revista Oral’ de Córdoba[4], una parodia sobre su doble estadía en la ciudad mediterránea a mediados de la década del ‘20.
El autor visitaría esta ciudad con el objetivo de presentar la denominada Revista Oral. En un proceder de trastocamiento de los términos presencia-ausencia, el texto muestra, juega con la ironía para señalar la forma en que pueden ser utilizados los semblantes para desmentir la dimensión de acontecimiento, la presencia de un real todavía sin lectura. Cuando los semblantes, ya sea de una ausencia o de una presencia, son empleados de una forma tal que no permiten extraer consecuencias de lo real, no son más que impostura revestida de un realismo ingenuo de la presencia.
Entonces, Macedonio anuncia que su presencia falta. Un acontecimiento cuya eficacia consiste en desarmar el sentido que trama el Uno del localismo provinciano contra la amenaza de lo extranjero. Ahora bien, ¿cuál es la causa de la ausencia del autor en Córdoba en esa oportunidad?
Estriba esta en que he sido mortificado por una insinuación que la Dirección de la ‘Revista Oral’ tuvo forzosamente que hacerme, de que una pequeña parte del público de Córdoba, en unanimidad con la parte restante, exigía para acogerme con entusiasmo, que yo diera garantías concretas de mi regreso a Buenos Aires, a cuyo efecto me ha sido estipulado por la Dirección que yo haga y firme el editorial de regreso.[5]
El movimiento del texto consiste en desdoblar a la audiencia trastocando el lugar de su visita, desarmando la ingenuidad del par presencia-ausencia del sentido corriente. Así, este movimiento suspende y desequilibra el espacio imaginario de la realidad subsumido por la unanimidad entusiasta de la audiencia y se apoya en otra cuerda, la del tiempo, el “tiempo de demorarme”.
No comprendo cómo se recuerda en Córdoba que la vez que vine (hace treinta años) por dos días, y fui recibido por todas las casas de la ciudad –las que ya entonces encontré edificadas, pese a las jactancias de la Municipalidad actual (yo no sé nada pero supongo que se jacta como todas las autoridades comunales)–, coloqué inhábilmente estos dos días de quedarse al final y no al comienzo de unos treinta días de no quedarse, que me habían recomendado; me quedé treinta y dos días; período formado todo de penúltimos y últimos días según las cartas y telegramas de convencer a la familia a la que yo redactaba entonces diciéndole ‘Ya he regularizado mi demora’, ‘Partiré tan pronto concluya de demorarme’.[6]
Esos dos días constituyen la clave de una duplicación que se extenderá infinitamente, saliéndose de la común medida del calendario. Una duplicación que, al mismo tiempo que desmonta esa unanimidad del público local, creará las condiciones del acontecimiento. ¿Cómo darle espesor a la presencia? Operando por fragmentación, sin dudas, el autor se divierte distribuyendo su autoría en varios nombres, como también se aprecia en la siguiente anotación:
Por cierto que los diarios anunciaron que se encontraban entre nosotros el conocido don Macedonio García y que este señor López seguramente se quedaría pocos días (seguían otros elogios) y se me deseaba larga permanencia dentro de la semana.[7]
Entonces, en ese contexto, la estrategia macedoniana de “desacomodar interiores” disuelve el sentido que configura el Uno localista. La acción disolvente demuestra que la “realidad” es un fantasma y no tiene otra naturaleza más que la del semblante. Lo que ocurre es que ese Uno que definimos como localista se arroga una totalidad. Los semblantes de la “identidad cordobesa”, el supuesto “rasgo propio” o “el gusto de nosotros los cordobeses”, al cristalizarse, suponen que “las cosas tienen una propiedad política por sí mismas”[8] y no dejan de funcionar de un modo imperativo, un chillido siempre compuesto al unísono. Así, algunas palabras se dictan como Palabras-Amos[9], santo y señas; antes de que ocurra algo todo está dicho. Una Palabra-Amo, en definitiva, se dicta en sordina, unánimemente y no gusta de la elucidación, opera estableciendo en silencio la siguiente cláusula: si alguien viene de otra parte, hay que asegurarse que se vaya. Vale decir, que no produzca nada inquietante, ningún imprevisto o novedad que pueda conmover la rutina de lo establecido.
Segundo anuncio: llega la inquietante araña vanguardista
En el catálogo del Primer Festival de Formas Contemporáneas en Córdoba (octubre de 1966), se anuncia la visita de Masotta a la ciudad de Córdoba para dictar una conferencia titulada “Qué es la vanguardia”. Recorriendo sus páginas, sus ilustraciones, nos encontramos con la monstruosidad[10] de Masotta, en esta oportunidad adquiriendo el cuerpo de una araña. Masotta en Córdoba ¿por qué? Y, ¿de qué manera incide en el psicoanálisis? ¿Se trata de un mero accidente –una supuesta anomalía antinatural– o de una trama necesaria? O mejor, ¿cómo tramar de esa contingencia una referencia necesaria? Condiciones del acontecer…
Voy a tirar de una de las redes que se desprenden de esta presencia para recrear la fixión[11] del origen del psicoanálisis lacaniano en Córdoba. El artículo “Jacques Lacan o el inconsciente en los fundamentos de la filosofía” –en la Revista Pasado y Presente– ya se había publicado un año antes del citado festival. Uno de los mentores de esta revista, José María Aricó, señala que la línea editorial de Pasado y Presente incluía, a partir de una singular apropiación del marxismo, a autores como Jean-Paul Sartre, Husserl, Claude Lévi-Strauss y a “un sol apenas conocido por estas tierras: Jacques Lacan”. La composición de esta revista se traza entonces en una confluencia de raras especies donde la intervención de Masotta es ejemplar:
[…] en nuestro caso, era el hecho de que pudiéramos sustentar una amplitud de intereses y un desenfado ante la cultura ‘burguesa’ que no era común. Para citar un solo ejemplo, el último número de la primera serie, de septiembre de 1965, incorporaba un artículo de Oscar Masotta sobre Lacan, tal vez el primero en su género que se publica en español […][12]
Masotta en la Revista, Masotta en el Festival de vanguardia; su presencia se vuelve acontecimiento, un tejido que se va extendiendo tanto en el movimiento psicoanalítico como en la trama de la cultura de Córdoba. Nuestra oportunidad está en deletrear su telaraña haciendo del huésped algo menos doméstico, algo más que una política de domesticación. Tratándose del troumatisme –el agujero (trou) traumático– que conlleva la incorporación de una lengua, no dejamos de afirmar que cuanto más se cierra la casa “propia” del localismo, más mostrará su impropio lugar: ser hablado por el Otro[13]. Suponer que lo propio se fabrica con la exclusión de lo inquietante en la figura de los extranjeros no hace otra cosa más que demostrar la ausencia de rasgo local, la falta de diferencia, solo deferencias.
Doble oportunidad, entonces, al volver a poner en escena la presencia del texto de Macedonio inquietando los “dos días” de la agenda de la domesticación y al explotar el happening-Masotta con el objetivo de “conmover y tocar” a la opinión ilustrada “en favor de la causa analítica”[14].
Así, la red que nos importa tramar es sensible a la discreción de inexistencia puesta en las profundidades del gusto de nuestra cultura por la ocurrencia de Macedonio Fernández. ¿Cómo una inexistencia puede ser discreta? La ironía de esta construcción es certera. Así, esta inexistencia desarma el Uno totalizante. El Uno del Ideal del yo que detenta la administración uniforme y sin pérdida del sentido. Este Uno captado y desarmado en la humorística macedoniana pretendía adjudicarse la “unanimidad” del público respecto a la figura del autor. Una figura es un semblante que, en definitiva, sólo adquiere su importancia, en tanto marca de un estilo, porque hace jugar algo que lo subsiste: el espesor de la presencia del texto, su condición de acontecimiento. Se advertirá entonces que este principio que extraemos de la lectura del texto literario no se dirige al placer contemplativo de un “lector de vidriera”, sino que conlleva una operación que desmonta la acción del Uno totalizante; como así también apuesta a instalar otro lugar de enunciación. Un lugar que cuenta con la chance de jugar con los restos de lo que fue una tradición. De esta forma, nacido de un deseo inédito, el Uno de discreta inexistencia podrá y no podrá escribir el hallazgo.
Destellos mediterráneos
En agosto del 2014, tuvo lugar el acto de entrega del título de Doctor Honoris Causa otorgado por la Universidad Nacional de Córdoba a Germán García y, en diciembre del 2019, la misma casa entrega ese distinguido título a Eric Laurent.
Ambos acontecimientos, se puede conjeturar, forman parte de un conjunto más amplio que venimos delineando: la instalación del discurso analítico de la Orientación Lacaniana en la trama de la cultura local. Por supuesto, la madera singular del deseo es la que se talla en cada ocasión, cada propuesta surge de distintos lugares de enunciación, la primera desde el Programa: el psicoanálisis en la cultura del Centro de Investigación y Estudios Clínicos (Instituto Asociado al Campo Freudiano) y la segunda, desde la Maestría en Teoría Psicoanalítica Lacaniana (Fac. de Psicología, UNC).
Ese viernes de agosto por la mañana, de la mano de la vicerrectora, la Dra. Silvia Barei y ante la presencia de personalidades de la cultura y psicoanalistas de la EOL, del CIEC y de otras instituciones psicoanalíticas, Germán García brinda su conferencia “Psicoanálisis en la Argentina. Notar su historia” en el histórico Salón de Grados de la Universidad. Al día siguiente, expone sus investigaciones más recientes en el Coloquio del Programa: el psicoanálisis en la cultura, bajo el título de “La importancia de Aby Warburg para el psicoanálisis”[15].
Eric Laurent da su conferencia titulada “El nombre y la causa” en la mañana de un lunes de diciembre, también en el histórico recinto, el Salón de Grados. Inmediatamente después, a las dieciséis horas, dictará un Seminario en la Facultad de Psicología[16]. Infatigable, a las 21 horas interviene en la Noche de la Escuela (EOL, Sección Córdoba) en la antigua casona de la Biblioteca Córdoba, donde se conversa sobre “La formación del analista en la vida contemporánea” junto a otros analistas miembros de la Asociación Mundial de Psicoanálisis de Córdoba, Buenos Aires y París.
El acontecimiento se establece en la dimensión del Witz, el decir inédito, ilegible por su estatus neológico que requiere de la creación de Otro para que sea sancionado como tal. Ese lugar del Otro, como el nuevo lector, el primer lector de un texto que no se deja inventariar por el bullicio de la doxa, se presenta en las palabras, en la voz de Eric Laurent al referirse al acto del nombrar de la siguiente manera: “…y acerca de la honorable compañía de los doctores que me han precedido y que seguirán a mi nombramiento y que tuve sumo interés en conocer, en esta serie, querría destacar a Germán García, con quien tuve un lazo particular. Él era un autor”[17]. Ocasión sin igual, la serie se arma en un conjunto dispar: la discontinuidad del deseo. Ante una realidad establecida por la rutina del significado, el deseo es ruptura, instala otra cosa, indeterminada y sin anunciarse demasiado se presenta con una voz distinta allí donde se creía que ya todo estaba cantado. Lo sabemos, algunas veces no cedemos: no hay ningún acuerdo entre el deseo y el mundo preformado. La historia, en nuestra época, afirma Jan Kott[18], es un teatro sin espectadores cuyo guión no está escrito, todos son actores; nadie observa la función y todos participan. Lo grotesco se burla de lo absoluto de la historia… los actores entran a la escena y van improvisando, algunos llegan demasiado tarde con las justas razones de un acto anterior, se entrometen siempre en la acción principal repitiendo viejos conflictos, se caen. Otros, llegan demasiado pronto, dando las réplicas del acto siguiente sin ver que la escena no está aún preparada para ellos. También se caen. Cada tanto, en la acción de algunos actores, el deseo encuentra su ocasión, cuando la escena de la Orientación Lacaniana no se considera ya hecha, se teje en su inventiva, efectos de destellos que se irradian desde este inédito lugar de enunciación. Queda en cada uno la decisión de retomarlos, al no darles cita de antemano ni suspenderlos en una siempre crédula eternidad.
[1] Frase de Macedonio Fernández en el Museo de la Novela de la Eterna.
[2] Miembro de la EOL-AMP, adherente del CIEC, director de Exordio y de la web sinthomaycultura.com, Coordinador del Programa Psicoanálisis en la cultura del CIEC
[3] Para ser más precisos podemos diferenciar a un amigo de la causa analítica, afinidades electivas, de un hacedor de la causa tal como sería el caso de Oscar Masotta
[4] Macedonio Fernández. Papeles de Recienvenido y Continuación de la Nada. Obras Completas. Ed. Corregidor, Bs. As., 1996.
[5] Ibídem.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] Jean-Claude Milner. Los nombres indistintos. Ed. Manantial, Bs. As., 1999.
[9] Ibídem.
[10] Monstruosidad: “Desorden grave en la proporción que deben tener las cosas según lo natural o regular”. Diccionario Enciclopédico Abreviado. Ed. Espasa Calpe, Madrid, 1972.
[11] Fixión: neologismo conceptual construido en francés por Jacques Lacan entre los términos fiction (ficción) y fixer (fijación).
[12] José María Aricó. La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina. Ed. Siglo XXI, Bs. As., 2005.
[13] A diferencia de hablar, de hacer un uso de la lengua, en un juego con su equivocidad.
[14] Eric Laurent. Principios directores del acto psicoanalítico en La Carta de la Escuela en movimiento. Nro. 153. Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Bs. As., 2006.
[15] El texto de la conferencia se encuentra publicado en la Revista Exordio Nro. 6 y el Coloquio en versión Multimedia en la web www.sinthomaycultura.com.
[16] “La escritura del inconsciente-La carne de la interpretación”, tanto la conferencia como este seminario están publicados en versión digital en http://matpsil.com/#laurent. La intervención de Laurent en la Noche de la Escuela en la Revista Mediodicho 46, publicación de la EOL Sección Córdoba, 2020.
[17] Cf. en http://matpsil.com/#laurent, p. 20.
[18] Jan Kott. Ensayos sobre Shakespeare. Ed. China editora, Bs. As., 2014.
Este texto forma parte del libro Pasajes de escritura. De lo privado a lo público
Editorial El Espejo, Ensayos otra lengua, Córdoba 2023