El 17 de agosto de 2023 se presentó la revista exordio en la sala Augusto Raúl Cortázar de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Ponemos a disposición del lector los fragmentos de la conversación y agradecemos a Mariana Quevedo Esteves por su transcripción.
Presentación de la revista exordio 11 Dossier: Traducir Recrearlalengua, del Programa El psicoanálisis en la cultura del Centro de Investigación y Estudios Clínicos, Instituto asociado al Campo Freudiano.
Noelia Chiantur: Estamos en la Biblioteca Nacional presentando el número 11 de la revista exordio, dossier Traducir, recrear lalengua. Revista que apuesta a la instalación del psicoanálisis en la cultura.
Entonces, para empezar: con lo que hay que empezar. En El reverso del psicoanálisis Lacan se refirió a los canallas como aquellos que intentan manipular al otro alegando saber lo que es bueno para él. Alguien que hace marchar a todo el pueblo hacia lo peor. Proclama la verdad desde el lugar del Otro para operar sobre los deseos del semejante. “Hay que negar el discurso psicoanalítico a los canallas” dice unos años después en Televisión. Me llamó la atención ese “hay que”, si se supone que es un discurso al que no pueden entrar, porque fundamentalmente se necesitan dos cosas: responsabilidad y tener memoria. Entonces entiendo, leo ahí, en ese “hay que”, una declaración de principios. Allí mismo Lacan contesta las tres preguntas kantianas hechas por Jacques-Alain Miller. Sobre el “¿Qué puedo esperar?” -pregunta que sobre todo después del domingo (resultado de las PASO) nos estamos haciendo a diario- Germán García comenta en El curso de las pasiones (1999) que para que tenga algún sentido él la transformaría en: ¿Desde dónde espera usted? Tiene que haber alguna relación entre lo que se espera y lo que uno pone en juego.
Entonces vamos a entrar, desde esta presentación, segunda presentación de exordio, revista del Programa El psicoanálisis en la cultura que pertenece al Centro de Investigación y Estudios Clínicos, Instituto que también se propone una incidencia en la ciudad para que el psicoanálisis siga siendo practicable. Nunca está asegurado, depende de cada uno y también se necesita de una política que sostenga la posibilidad de la palabra: la de la discusión y la conversación. Agradecemos a Candela Méndez, Directora del CIEC, aquí presente; a Álvaro Stella, Presidente del Instituto. Y a todos los que nos están acompañando, una gran movida de los que viajaron, de los que vinieron hasta acá, algunos autores de este número: Gerardo Arenas, Laura Petrosino.
Estamos en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno fundada en 1810, a este nombre se le agregan otros, en la serie de directores: Groussac, Borges, Horacio González. Agradecemos poder estar acá hoy a todos los trabajadores de la Biblioteca, a su actual Director Juan Sasturain, al Director de coordinación cultural Guillermo David, quien no podrá estar pero que nos acompaña en esta apuesta.
Este es un lugar que protege y conserva publicaciones relevantes para la discusión cultural, que publica, saca libros, los edita, los pone en circulación, reedita, arma catálogos, elige del pasado pensando en el futuro y toma decisiones importantes y que no nos son ajenas. Podemos mencionar la reedición, en una edición facsimilar, en 2014 de la revista Pasado y presente, de Córdoba, que aloja la publicación del texto de Oscar Masotta “Jacques Lacan o el inconsciente en los fundamentos de la filosofía”, una de las entradas de Lacan en nuestra lengua. El texto de Juan Carlos Torre en este número de exordio cuenta cómo llega a ser publicado.
La entrada de Lacan en nuestra lengua en los 60, 70, como una referencia extraña, anamórfica, que no podrá ser incorporada sin ser deformada “no como deformación de una imagen imitada, sino más bien la deformación como artificio”. O, como lo dijo Santoro: “Ya no es Freud, es Lacan”.
Queremos agradecerle a Vicky Vaccalluzzo, quien realizó el video con el que comenzamos la presentación y a Carla Ciarapica, artista que intervino el cuadro de Santoro para la tapa. Agradecerle a Daniel por permitirnos usar el cuadro. En esta pintura titulada “Teorema de la Giralda: qué se trae Masotta entre manos” encontramos una afinidad con la idea de traducción por la que tomamos partido. Esta obra forma parte de la Tetralogía de los bares, los cuadros de la serie son un homenaje a la conversación en los bares, a la generosidad simbólica de cada uno de los que se prestan para ser interlocutores. Asique vamos a continuar con esta conversación, dejando el micrófono abierto para que se acerquen e intervengan.
Les voy a presentar a quienes presentarán la Revista: César Mazza, Director de exordio, Adherente del CIEC y Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Y a quien voy a invitar a que tome la palabra inmediatamente: Gustavo Stiglitz, psicoanalista, Miembro de la EOL y la AMP, que también forma parte del Consejo editorial de la revista exordio.
Gustavo Stiglitz: ¡Buenas noches! Agradezco mucho la invitación, agradezco a César Mazza la invitación a presentar esta publicación, que siempre me gustó mucho, pero este número especialmente.
Como muy bien dijo Mariano Moreno, fundador de esta institución, el 13 de septiembre de 1810: “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”. Es un experimento, quería ver si capté lo que transmite César Mazza en la Nota editorial de exordio 11 cuando habla de la cita fallida, del apócrifo que toma de Borges, pero lo ejemplifica con un lapsus de Sarmiento. Porque leer exordio es sumergirse en una experiencia intelectual en la que se aprenden muchas cosas.
Uno no sale indemne de la lectura de exordio. Para emplear términos de Gerardo Arenas, se trata de una publicación que tiene una cuota de lectio, reducida al máximo, como para darle un buen lugar a la questio, es decir, al debate. Me parece que es importante porque se puede leer el debate dentro de cada uno de los textos y también entre ellos.
Mazza dice que, con el artificio del apócrifo, de la cita falsa, se crea la referencia por un proceder deliberado con el equívoco. Así, el autor pasa a segundo plano y la enunciación resuena hasta cernir un trozo de lo real en juego en la referencia. Es un juego con el misterio de la autoría. Me pareció muy interesante la cuestión del misterio de la autoría, tan bien expuesto por Macedonio en su frase: “esa idea es mía porque fui el primero que la leyó en un libro”, me anoticié de esta frase por Germán García. Horacio González agrega en su texto, pero está en el espíritu de todos los números de exordio que, en el juego entre la escritura y la oralidad, en el chiste por ejemplo, “lo fijo, lo pétreo, lo calcáreo, siempre se derrama sobre su volatilidad”. En esa relación entre escritura y oralidad, el ida y vuelta, se trata de cernir algo que es más bien volátil. Sigue González: “un chiste es una incisión insuperable en el lenguaje, que abre la posibilidad remota de que alguna vez el lenguaje se conecte con aquello que le da la vida, que es la vida misma (…)” Ahí hay una discontinuidad absoluta, así entiendo lo de insuperable. Tenemos aquí una juntura entre la letra y la vida, el cuerpo.
Y creo que es el desafío ante el que la serie exordio no retrocede: abordar temas del arte, de la literatura, de la cultura, en ese borde, en el lugar mismo de la juntura. Tema muy caro al psicoanálisis, “la juntura íntima del sentimiento de la vida”, nos dice Lacan en “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis”, que es el punto en que se articulan el lenguaje y el cuerpo, y de cuyas modalidades depende lo más propio de cada uno.
Lograr que lo escrito y toda la elaboración del pensamiento no duerma en el cielo de las ideas, sino que muerda el cuerpo de los seres hablantes. Algo de eso encuentro logrado en esta publicación. Creo que uno de los efectos de su lectura, es lo que alguno de los autores nombró como: “un chillido de la lengua familiar que despierta”. Es evidente que estamos ante una escritura que nos lleva más allá de lo familiar. Lo del despertar corre a cuenta de cada uno.
Algo más sobre el misterio de la autoría. Está muy presente en psicoanálisis ¿Quién es el autor de la interpretación? El analizante habla, el analista interpreta, subraya, corta, escande, el analizante interpreta esa operación, esto se repite muchas veces a lo largo del análisis. ¿Dónde está el autor ahí? La transferencia analítica consistiría, entre otras cosas, en consentir a que el analista traduzca, en la misma lengua, el propio texto para que el analizante lo retraduzca en una nueva lengua, la propia. Nueva lengua que puede surgir de un retoque mínimo, una coma, una pequeña transformación en una palabra, o en el orden de las palabras en una frase. Pequeños retoques, pero suficientes, para que se produzca lo que Lacan observó: que cada uno inventa la lengua que habla, con pequeños retoques.
Hace no mucho, alguien que se desempeña como traductor de libros de lengua inglesa al castellano, me contó lo siguiente: En una feria del libro en Buenos Aires, el autor de un libro por él traducido, lo invitó a firmar los ejemplares. A cada lector que se acercaba para que le firme el libro le decía: es el autor de mi libro en lengua castellana, le daba el lugar de autor al traductor. Para lograr eso, el traductor debe poner el cuerpo para que lo escrito en la lengua original resuene en él y que la obra – la traducción – transmita algo vivo. Algo de esto se lee también en el texto sobre el Tándem Gombrowicz cuando dice: se está más “ante una segunda versión de la obra escrita en otro idioma que ante una traducción”.
Me voy a permitir aplicar un equívoco a la expresión “lengua del estilo”. Una muy pequeña torsión y tenemos “la lengua del destino”. Otra pequeña (o gran) torsión y escribimos “lalengua”, todo junto. Y estamos de lleno en el campo del psicoanálisis. Me causó mucha gracia el texto de Horacio Gonzaléz: el lacanismo es difícil, pero te lo hace fácil. Lacan nos explica que con algunas de las palabras sueltas que rodean a un niño antes de tener el lenguaje -por eso lalengua, no el lenguaje- éste tejerá su destino, con estas primeras palabras, que es lo más singular. El análisis y su operación de deconstrucción será la oportunidad para salirse de ese destino. Pero para ello habrá que romper la lengua familiar y con sus restos, inventar la propia. Entonces el analista, como el traductor, pone el cuerpo para hacer de caja de resonancia.
Para concluir quiero decir, que estoy muy contento de conocer exordio, de conocer a su creador César y algunos de sus colaboradores, de compartir esta mesa. Exordio tiene una voz propia, que no es la de uno solo, ni de un conjunto, sino que es la voz de singularidades orientadas. ¡Muchas gracias!
César Mazza: Voy a empezar a decir unas palabras, recuerdo una frase que leí hace poco de Germán García, a propósito de las ausencias y de la presencia por medio de la obra, en este caso de Santoro, la frase es esta: “Toda fortuna es buena”, esto es una fortuna. Exordio es un término de la retórica que tiene que ver con la ruptura del silencio, salir de la afasia y el comienzo del discurso. Eso es lo que tratamos de ensayar permanentemente, también exordio es una excusa para volver a armar el lazo, para revitalizarlo. No puedo dejar de mencionar los nombres que hacen al lazo y a la trama que se va generando desde Córdoba a Buenos Aires, desde Buenos Aires a Córdoba, también Junín, de donde fue oriundo Germán García. Vino Alejandra Burela, una amiga de Junín. También la alegría de contar en este auditorio con Gerardo Arenas, Hugo Freda, que siempre está presente en las lecturas que hacemos de Germán García, Damasia Amadeo, Laura Petrosino, Claudia Lázaro, el amigo Manuel Quaranta, también nuevos amigos Juan Mitre, Diego Caramés, Silvina Marí, directora de la editorial Miluno, María Laura Marandino, un gusto.
Primero contarles la hechura de este vestido, de este traje, que se llama exordio, en la hechura está el tema que es un nudo múltiple. Esto nace en el 2007 en una conversación con Germán García, él siempre estaba tramando cosas respecto de las publicaciones, se le había ocurrido que podía hacer una revista, me encargaba a mí hacer una revista, yo también quería hacer una revista desde hace mucho tiempo. Cuando fui estudiante, de casualidad en la Universidad Nacional de San Luis, quise hacer una revista y estaban los militares, iba a hacer una colaboración sobre Jack Kerouac, sobre la obra que me impacto muchísimo a los 17 años “En el camino”. Obviamente fui censurado por hacer eso, por un fascista, por hablar de Jack Kerouac y la generación beat. Cuando estuve viviendo en Santa Fe, quise hacer una revista con inspiración macedoniana, que se iba a llamar “Quizágenio se lamenta de su nombre”, tampoco se concretó. En Santa Fe tuve la oportunidad de charlar con Ricardo Piglia, la universidad lo invitaba a charlar con Saer. Piglia en ese momento me ofreció acceder al material inédito de Macedonio Fernández, porque todavía estaba vivo el hijo, Adolfo de Obieta, él tenía los papeles sueltos, no publicados, lamentablemente perdí esa oportunidad, hay otras, voy a dejar un enigma ahí.
Me interesa el pretexto de exordio de renovar el lazo, que es la conexión con otros discursos, para que el discurso analítico tenga la singularidad y la potencia enunciativa que uno apuesta, porque uno vive de este discurso. Es un pretexto para recrear la lengua que uno habla, ahí las conexiones que se le fueron ocurriendo al Comité, la hechura de exordio. A Noelia Chiantur la conexión con Santoro, con Marcelo Zabaloy. Ella le hace una pregunta por Zoom a Zabaloy y la transcripción de ese diálogo está editado como un texto en exordio. Hay una metáfora muy linda, que hoy descubrí que está conectada, es un pasaje de Ariana Harwicz, que se le ocurrió a Luz Camozzi hacerle esta entrevista, donde en un momento Ariana plantea que no se trata en la traducción de dejar morir la lengua de destino, sino que esto funciona como un masaje cardíaco. Ahí tenemos una conexión entre Zabaloy y Harwicz, porque Zabaloy cuenta la anécdota de que está haciendo la traducción del Ulises de Joyce, de un capítulo sobre el corazón, está ubicando el latido de Joyce y él está teniendo un infarto en ese momento. Hace un giro narrativo cuando cuenta en el Zoom que él estaba de vacaciones en Monte Hermoso, y se enteró el lunes cuando va a la guardia médica que en el edificio donde él estaba parando había muerto un hombre de un infarto, entonces hizo una deducción: la parca había visitado el edificio, pero como él estaba traduciendo a Joyce se salvó.
Por otro lado, a Fernando Tarragó se le ocurrió contactar con los traductores de Gombrowicz, Pau Freixa y Bożena Zaboklicka, y dio lugar a este artículo. Al mismo tiempo, una ocurrencia de Julieta Lépori hacer un correo de lectores, y gracias a esa correspondencia la invitamos a participar de la hechura del Comité de redacción. También las notas subrayadas que gentilmente Edgardo Russo me envió cuando se hizo la reedición de Ferdydurke de Gombrowicz en El cuenco de plata, se trata de rescatar la obra original de Gombrowicz, que la tenía la editorial Seix Barral, que había neutralizado algunos giros idiomáticos, y donde consideraba Edgardo Russo y los traductores que podían revitalizarse, es decir, el goce revitalizador y no el castellano neutro, eso es la singularidad de psicoanálisis, el efecto de anudamiento del cuerpo.
Las conexiones son raras, porque el amigo Quaranta me cuenta que cuando se viene a vivir a Buenos Aires… está viviendo en la casa de Edgardo Russo, y no lo habíamos premeditado.
Manuel Quaranta: Primero quiero decir con respecto al texto de Edgardo Russo que no era para leer, sino para ver: las imágenes, sus notas, sus flechas… me conmovió mucho esa situación, más que la lectura. Vivo en la casa de Edgardo Russo, no lo sabía cuando llegué. Alquilo la casa a una amiga de una amiga y veo que tiene muchos libros de Cuenco del plata, y me entero que es la hija de Edgardo Russo y Estela Figueroa, una poeta santafesina. Digo lo último porque si no es un exceso
César Mazza: Nos gusta el exceso, es una de las traducciones que hace Marcelo Zabaloy de la sigla H.C.E. de Joyce -aquí viene todo el mundo- he cometido excesos. Estamos en eso.
Manuel Quaranta: Vivir ahí de alguna manera me permitió dar un giro -que es lo que estaban hablando de recrear la lengua- que tiene que ver para mi con algo de lo que dice el poeta Enrique Symns: “solo encontraras aventuras extrañas fuera de la casa familiar”.
Diego Caramés: Si podían ampliar la historia que cuenta Juan Carlos Torre, cómo entra Lacan, no solo por lo que cuenta en “Pasado y Presente”, sino por algo del orden del azar. La idea que en realidad se lo encuentra en un bar… es muy lindo lo que él cuenta, que en ese momento algo del saber circulaba más por ahí que en la universidad. La universidad era casi una excusa para encontrarse en el bar. Me parece increíble esa historia, cómo le pide un texto a Masotta, esa serie de azares que hacen, como decía Noelia, uno de los ingresos más importantes de Lacan a la lengua española.
César Mazza: Desearía que tome la palabra Hugo Freda, que está imbuido de ese ambiente. Un dato histórico importante en Córdoba en los años 60: existió una revista llamada “Pasado y Presente”, donde un grupo de intelectuales vinculados al marxismo, empiezan a hacer un trabajo de traducción y de recepción de Antonio Gramsci, fue pionera en lengua hispana esa traducción y esa recepción. Esto lo contó en un momento Héctor Schmucler -que luego es el director de la revista Los libros en los años 70-. En un coloquio que se llamó “Destellos Mediterráneos” en 2013, en el Centro Descartes, que hicimos desde el Programa El psicoanálisis en la cultura del CIEC, junto con el Centro Descartes. Con buen tino Germán, cada tanto tenía esas iluminaciones, para no poner Córdoba le puso mediterráneo, buscando el equívoco, si era el mar, y lo llamó Destellos mediterráneos, alguien podía transportarse a ese coloquio y pensar que teníamos algo con el mar mediterráneo y no con el cordobesismo. Esa revista se iba haciendo desde un lugar muy heterogéneo y ahí entra el estructuralismo, entra Masotta, Gramsci, y textos vinculados a Marx. En el bar “El Coto” donde se reunían Masotta y su banda, Juan Carlos Torre le pide el texto a Masotta, que se publica por primera vez en una revista de Córdoba, “Pasado y Presente”, ese es el contexto. En base a una conferencia que él dio Jacques Lacan o el inconsciente en los fundamentos de la filosofía, en el Instituto de Psicología Social de Pichon-Rivière, esa conferencia la da Masotta en el año 64, pero se publica en este lugar mediterráneo, en esta revista. Hugo, tal vez, nos podés contar algo de ese espíritu.
Hugo Freda: En ese cuadro está mi amigo Horacio Pilar y Cacho Santana, ¿dónde los conocí? En la carpintería que tenían en San Telmo, era muy interesante, la primera vez que fui veo una banda de gente recitando poesía, se jugaba a ver quién tenía más memoria de la poesía del siglo XIV, XIII, de Virgilio. Me hice intimísimo amigo de Horacio y Cacho, y ellos me hicieron el primer diván que salió de la carpintería. Una anécdota con Cacho Santana: fue el primero que me expuso cuando vio mis cuadros, “esto tiene que ser visto”. Juan quería traer a alguien que los mire y trajo a Yuyo Noé. Yuyo miro los cuadros, Juan dice “se huelen el culo para saber si son de la misma raza, cagaste pibe, sos pintor”. Eso es lo que pasaba en los bares mientras se tomaba una ginebra. Ustedes saben que el bigote de Masotta estaba desteñido por la ginebra. Cuando me fui a Paris, gracias a él, porque aprendí Lacan con él, me dijo “pibe mira, no te olvides de ir a ver a los pendejos de Vincennes, ellos tienen la papa”. Asique hay que ver cómo es esa ida y vuelta, no solo introdujo Lacan en la lengua española sino que además tenía que hacerle olvidar que había hecho eso.
No hablo de Germán García con su dedo… Lamento que Santoro no este acá.
Hay otra cosa, la letra y la vida, es muy difícil escribir esos dos términos. Acá hay gente que escribe, que son poetas, son novelistas, hay una persona que tiene una colección que se llama “Narrativa”, Damasia Amadeo. Se dijo en un momento “inventar la lengua que se habla” y yo puse abajo: el argentino, la lengua argentina puede ser eso. No por nada es en la lengua castellana que se publicó las “Obras Completas” de Freud, y no en ninguna otra lengua antes. No por nada cuando Melanie Klein se tenía que ir de Inglaterra se vino a Argentina, había países más cercanos. Porque, tal vez, pase algo con esta manera particular que tienen los argentinos de hacer con el español, una la lengua que marque el destino de lo que se escribe.
Gustavo Stiglitz: Una anécdota que viene a cuento de esto, en el trabajo de edición en la AMP para el próximo Congreso, estamos juntando textos de las distintas Escuelas, en distintas lenguas. Frecuentemente el editor francés me escribe diciéndome en qué clase de tal Seminario de Lacan, o en qué clase de tal Curso de Miller está tal referencia, porque nosotros no las tenemos. Están en castellano y no en francés.
Hugo Freda: Están en argentino, hay que ver si están en castellano… Lo que hablamos los analistas, lo que hablábamos en El Coto, no es un regionalismo. El argentino inventa la lengua y también el español. No por nada Jorge Luis Borges, en sus primeros libros, comparaba cómo se dice cada palabra en español y cómo se dice en argentino. Es simple según Lacan: porque el significante determina.
Para terminar, “traducir a Joyce salva”, tal vez, si Lacan lo puso en su Seminario. Recuerdo cuando lo puso, estaba presente, es para salvar al psicoanálisis, porque es a partir del enigma joyceano que se salva, porque entra el psicoanálisis en una nueva versión, una nueva edición.
César Mazza: Esto se está transformando en una revista oral! Es el tema de darse maña, me gustaría que diga algunas palabras Gerardo Arenas, ya sea de su artículo o del tejido del darse maña.
Gustavo Stiglitz: Quiero contar otra breve anécdota que, tal vez, le ayuda a responder al amigo. Cuando hablábamos sobre las traducciones le decía: “Estarás aprendiendo un montón de francés con el trabajo de la traducción”, él me respondió “: No, estoy aprendiendo castellano”. Eso, la verdad, me impactó y me enseñó, porque es la cuestión de la lengua de destino donde hay que hacer resonar, cómo darse maña para hacer resonar lo que te viene de otra lengua.
Gerardo Arenas: Con respecto a la traducción, jamás se me ocurrió que me podía dedicar tanto tiempo a hacer este trabajo. Desde muy jovencito leo francés, lo fui incorporando primero con diccionarios y después de tanto leer uno se hace a la lengua, después hay que explorar en nuestra legua cómo decirlo. Por ejemplo, la expresión francesa savoir y fare avec, que aparece en una frase donde Lacan da como su última definición de lo que es el final de un análisis: Savoir y fare avec con el sinthome. Es una expresión que se usa en el trato con personas, casi exclusivamente con personas. Darse maña es una posibilidad, uno sabe arreglárselas, es sobre todo, en el trato con personas, no es lo mismo que el savoir y fare. El savoir y fare avec es siempre personalizado. La expresión misma ya habla del síntoma como partenaire, como si fuera alguien con quien tenemos que saber bailar más o menos bien, sin darnos muchos pisotones. Uno podría decir darse maña con el propio síntoma, pero le faltaba el savoir, que es un término con el que Lacan juega todo el tiempo. Después de darle muchas vueltas quedo en un saber darse maña, que es casi pleonástico en castellano, pero no tiene un equivalente exacto en castellano. No había mejor traducción que ese saber darse maña, fue una exploración dentro de la lengua castellana.
Gustavo Stiglitz: Quizá no es tan pleonástico, porque una cosa es saber y otra cosa es saber lo que se hace. Recuerdo hace unos años en una conversación con Tute, alguien le preguntó: “¿cómo se hace para hacer esos chistes que vos haces?” Él dijo: “yo lo sé, pero no lo sé decir”. Una cosa es el saber que se tiene y otra es saber que se tiene eso, cómo transmitirlo.
César Mazza: En la página 25 de esta revista exordio 11, en la nota sobre Tándem Gombrowicz, hay un pasaje formidable, se los recomiendo, en donde los autores hablan de la experiencia de traducción. Gombrowicz no sabía español y la obra original estaba en polaco. Entonces, cómo hacía para pasarlo al español, si él no sabía español; se sirvió de unos colaboradores, Virgilio Piñera, un gran escritor cubano, pero hablaba el español de Cuba, no el del Río de la Plata. En algún momento se constituyó un tándem de 20 personas, el artículo va planteando que se leía del polaco al francés y del francés al español. Contingentemente se introducía un mozo, que estaba interesado en lo que se estaba hablando e introducía una palabra. Ese párrafo se refiere a esas palabras que se inventaron en esa conversación, es formidable: “…el estilo está fuertemente arraigado en el contexto cultural polaco. De ahí el extrañamiento mucho mayor del texto español, en el que no funcionan igual que en polaco, por ejemplo, las palabras claves: geba (facha), pupa (cuculeíto, etc.) o tydka (muslo)”. Ahí hay un extrañamiento, a propósito de una línea rectora que trabajamos, es que el discurso analítico aparece como un extrañamiento, unheimlich, donde permitiría reinventar el lugar, localiza un nuevo sujeto para este lugar, que no es el goce de la lengua familiar.
Fernando Tarragó: Una pregunta que quería traer a la mesa es la cuestión de la forma y lo deformado. Lo pensaba en relación a la interpretación. En el Seminario 19 Lacan relaciona la interpretación con reinterpretación. Les pregunto qué relación hay entre la interpretación en ese sentido y cómo eso se descuenta de un metalenguaje, y la cuestión de la deformación que es con la lengua.
Noelia Chiantur: Hay algo de ese extrañamiento de lo familiar, aparece el cuadro, algo que se puede introducir como una mancha, después en otro momento se puede dar vuelta, ver qué otra forma toma, ¿qué te parece Gustavo?
Gustavo Stiglitz: En relación a esta pregunta pensaba que el texto de González es muy analítico, porque te lleva a pensar la interpretación, cómo apuntar a eso que él nombra como ubicar la discontinuidad en la lengua que se habla. Lo importante no es tanto el sentido supuestamente oculto, lo que puede haber detrás, toda la ficción, sino cómo extraer de ese texto lo que justamente no entra. Ubicar esa discontinuidad indisoluble, porque la interpretación procede así rompiendo la lengua familiar para poder inventar la propia.
Hugo Freda: Hay algo que es la interpretación de los sueños, el sueño interpreta, después viene la contra interpretación, que es lo que hizo Freud, él inventó un método de contra interpretación para ver cuál era el sentido. Llega a un punto de indecible, aquello que no se puede decir, pero que forma parte de lo decible.
Luz Camozzi: No quiero pasar factura, pero… solamente quiero decir lo que exordio hace con nosotros! De la entrevista con Ariana Harwicz me resonaba esto de recrear la lengua, que es el nombre que le encontramos al dossier. En ese recrear, cómo se jugaba lo sonoro. En la conversación con Ariana Harwicz, muchas veces ella hace referencia a que en su escritura siempre está escuchando una artista. Y cómo eso de lo sonoro también entra en la interpretación, y cómo ese recrear la lengua es algo que se escribe y se reescribe en el inconsciente con lo sonoro.
Gustavo Stiglitz: Hay un ida y vuelta entre la escritura y la oralidad sin lo cual no habría el equívoco.
Juan Mitre: Me gusta mucho esta revista, las intervenciones en la revista. Por ejemplo: la presentación del libro “Palabras de ocasión. Entrevistas a Germán García”, yo escuche esa presentación, está excelente editada en dos hojas.
César Mazza: Es el misterio de la autoría, todavía no se la envié a Alan Pauls.
Juan Mitre: Me parece que es una forma de escritura, de traducción, esa edición. Encontré un apartado que lo nombran “Un estar éxtimo”, me gustó mucho en relación a Germán, es de Alan Pauls, hace referencia a la posición éxtima, pero dice “un estar”, me encantó. Y se refiere a que Germán García es un entrevistado genial, que no responde a la demanda del entrevistador. Da este ejemplo: “¿La depresión en la calle por qué aparece?”. Germán responde: “Yo no veo depresión. Yo subo al taxi y el taxista me quiere robar”.
Diego Caramés: Solo un comentario más. Pensaba en algunos nombres a partir del cuadro, estamos acá en la Biblioteca Nacional, y se me ocurre el nombre de María Moreno, me parecía importante nombrarla. Recordaba recién que, en uno de los ensayos, en “Subrayados. Leer hasta que la muerte nos separe”, hace una reivindicación muy fuerte de los traductores. Ella dice que en los 70 no leía en lengua originaria- y de Barthes a Marx- “si hablo como hablo y escribo como escribo es por los traductores”, en buena medida la lengua argentina está fundada también no solo por los escritores literatos, sino por los traductores. En buena medida decía que hablamos el argentino que hablamos por nombres como Enrique Pezzoni, pero también por Pancho Aricó. En ese sentido me parece importante reconocer no solo a los escritores, sino a los traductores como fundadores de la lengua argentina.
Pilar Ordóñez: Me gustaría agregar algo que escuché en el coloquio “Destellos Mediterráneos”, de Juan Carlos Torre, que también está en esta publicación. Él se nombra como “el hombre de Pasado y Presente en Buenos Aires” que llevaba los artículos. Aclara que era un hombre de 23 años. Me parece que no es algo menor, porque luego eximio politólogo, luego todos los nombres de la Biblioteca Nacional por la cabeza, pero antes… cómo estar atentos a las resonancias y a lo que traen esos hombres de 23 años cuando hacen sus aportes a las revistas y a los productos culturales.
César Mazza: No puedo no mencionar que acá está presente a un hombre de 18 años. La Nota Editorial de la revista está dedicada a Felipe Mazza, por lo que se viene.
Felipe Mazza: Esperemos que sea bueno!
Noelia Chiantur: Les queremos agradecer por estar acá, para nosotros es muy importante. Agradecer al Comité de la revista, nos mandamos un laburazo que está muy bueno! No importa desde donde se viene, importa a donde vamos, vamos a seguir inventando un lugar a donde ir.
César Mazza: Retomar en el camino, vamos a un bar que se llama Pizza 0, nos encontramos ahí.
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