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En pocas palabras
El análisis comienza cuando alguien se decide porque algo irremediable lo apremia: la angustia, un síntoma o la inhibición. Sin dudas una “retórica de la desesperación” es lo que se impone a quien habla… Así, el que escucha, prestándose a una semejanza, dejándose incautar por lo que surge, un semblante, se ubica en la asimetría del Otro. El partenaire analista permite al que habla entrar al juego, a que se instituya en tanto analizante. A jugar se ha dicho, la misma lengua que se padeció puede, en la transferencia jugar contra su gozar (Lacan, La Tercera).
Entonces ya tenemos una primera forma del nuevo interlocutor instalado en el analista, es el inconsciente transferencial: el que habla cree que está hablando por sobreentendido una lengua en común, hasta que sucede el tropiezo, el mal encuentro, la lengua en la que es hablado se vuelve extraña, inquietante familiaridad por efecto de la interpretación.
Desencuentro tras desencuentro, algo empuja hacia Otra parte, el interlocutor dejará de ser el que tenga la última palabra, ya no más cadena que resignificar, el que habla ya no cree que tiene que optar entre el engaño cómplice de compartir una lengua o el amargo desengaño de quedarse sin nadie con quien hablar. Ahora tiene la chance de volver a decidir en otras condiciones. Jugar con esa Otra Cosa y tal vez inventarse otro con quién hablar, ya de otra manera. El interlocutor se presentará así en la contingencia, el que habla se dejará incautar por un semblante que no estaba previsto en su programa. Con esa chance el parlêtre tal vez ensaye su propia retórica, instalando un nuevo interlocutor, aun callándose.
CM, 26 de enero
Primeras coordenadas
El invento y el inventario:
-El invento del amor instala un nuevo interlocutor, es el contrapeso al parloteo, sin imaginación, del sobreentendido.
-Desde otra perspectiva, desde Duchamp a esta parte, el readymade del inventario desarmará cualquier fantasma de obra original.
Trayecto en Jacques Lacan: de La Nota Italiana (1974) a Joyce el síntoma (1976).