Por Facundo Poleri: Polifonía
Leí exordio N° 11. En el recorrido que va desde el arte de tapa hasta la ficha técnica, encuentro un punto recurrente en la transmisión de todos sus autores; La insistencia, con una particular modalidad irreverente, en subvertir “la traducción” como aquella disciplina que traduce una lengua única oficial con palabras ya dictadas. A este intento de totalitarismo, exordio le da combate, lo lleva hasta las mayores de las profundidades para amarrarlo a una qua/estio que construye los fundamentos que dan cuenta de que el arte de la traducción es una acción incompleta, que rompe con la fijeza de la vida de una lengua universal. Es la polifonía de la palabra quien irrumpe dejando heridas abiertas en una otra lengua de ficción que permanece viva, en un movimiento sin reposo, para que allí un lugar quede vacío para el porvenir de una enunciación. La interpretación creativa, ficcional, poética, es la invención para abordar ese desfasaje inicial y continuo que se establece entre la presencia de lo que se dice/escribe y su desaparición.
Al leer exordio, hago un intento de traducción para poder capturarla, pero esta se fuga una y otra vez. Es irrespetuosa porque combate los establecidos acuerdos linguísticos.
Exordio se exilia, se va, bien lejos, dirigiéndose a contramano de la línea recta que conduce al destino fijo y esperado final. Quizás, ese es su fin. Recrearlalangue para hablar entre lenguas.
(*) Germán García en Palabras de ocasión. Entrevistas a Germán García (2018)
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¿Cómo leer exordio 11?
Por Ana Cascos Mendez
En la nota editorial, leo como propuesta que avanzar como funámbulos en la indeterminación del paso de una lengua a otra puede implicar divertirse con las intromisiones de la lengua. La pira de libros ardiendo, el funámbulo caminando intentando no caer en el fake absoluto que arde en pos de una verdad cerrada, acabada. En esa imagen puede hacerse resonar la “alegría difícil” de romper con el discurso minorizador que tiende inexorablemente a una verdad única e infatuada. Exordio 11 propone a través del tema de la traducción un imaginario a partir del cual poblar de fragmentos, de las piezas que constituyen sus textos, la verdad que no puede ser dicha.
Antes de la aparición de la ciencia y su paladín, el discurso universitario, que Gerardo Arenas desglosa para quien lee en Discurso Minorizador, los textos plagados de imaginería eran un modo de transmisión de un saber que bordeara una verdad. En el texto de Laurent, Hablar, decir lo falso sobre lo verdadero, aparece citado Baltasar Gracián y de su imaginería extrae (el autor) que de la Verdad nace un hijo monstruoso. Más adelante Laurent citará a Lacan: “uno no se casa con la verdad; con ella no hay contrato, y menos todavía unión libre”, con ella solo hijos monstruosos.
Recorto de la lectura la imaginería que propone Exordio 11 para transitarla. ¡Cuidado! que todo esto se hace desde lo alto y transitando un camino “en fuga permanente” sin “supuesta línea recta hacia el final cantado”.
La obertura de este viaje es con Facundo surgiendo de un lapsus fundante. El hilo de la civilización y la barbarie, Sarmiento caminando arriba, nuestra historia dentro de otra historia, Averroes sin saber cómo traducir tragedia y comedia, la pregunta ¿cómo apropiarnos del universo desde un suburbio del mundo? Que se Recrea una y otra vez en la cuestión de la traducción.
A esto le sigue la imposibilidad de decir lo verdadero sobre lo verdadero. El texto de Laurent ubica a esas hermanas que son el Saber y la Verdad y sus diversos rostros. Recordé a las Moiras griegas o las Nornas nórdicas; hermanas que tejen el destino sobre las que ningún dios tiene influencia. Laurent se sirve aquí de esas hermanas nombradas por Lacan para dirigirse a un rostro crudo de la actualidad con el que lidiamos en la clínica: “el del sujeto que se prohíbe toda deriva del inconsciente”.
El texto de Arenas hace surgir el “coraje en la enunciación” como recurso para los y las psicoanalistas. De la mano de la Lectio y de la quaestio transitamos el hilo que bordea el discurso universitario intentando no sucumbir a “la gravitación centrípeta del rasgo unario”.
La figura de las “rémoras de escritura” que llegarán más delante de la mano de Hernán Brizio se suman a esta tarea de batallar contra el chillido de la comunidad que se apersona en el ideal de la obra cerrada, acabada, en la creencia en que algo ya fue dicho y no se trata, en cambio, de lidiar cada vez con los despojos de otros.
Pero antes, hace su aparición el funámbulo Oviedo, que asiduo a la barra y al punto y coma encuentra el equilibrio para ofrecerme una nueva forma de pensar la escritura: la dignidad de aportar nuevas y diferentes opciones. La singularidad; el bálsamo a la angustia de las influencias.
Hay momentos en la Divina Comedia en los que el Dante le pide a Virgilio parar el descenso para contemplar o procesar lo visto. Así se me figuran las notas del comité de redacción. Una pausa para ubicar el suburbio en el universo, porque no se trata sólo de acceder al universo, sino también al suburbio de nuestra historia: mancillada por la verdad idiota de los militares quemando libros o enriquecida por la lectura distinguida de Edgardo Russo.
A tono con ese hilo que se tensa para transitar el universo y el suburbio aparece en el texto de Fernando Tarragó la Alteridad como la figura elegida para pensar la traducción. Así, la traducción siempre se propondrá como “la traducción de un singular que complica el Universal”, cuestión fundacional del psicoanálisis en más de un sentido. Eine Andere Schauplatz.
Llegan con el Dossier los intercambios y hacen su entrada la Vida y la Muerte. Entre Luz Camozzi y Ariana Harwicz surge la traducción como quien mantiene viva la obra, entre Noelia Chiantur y Marcelo Zabaloy la muerte perdonando a quien traduce por gusto.
Un hallazgo: la diferencia entre hacer las cosas por obligación versus hacerlas por necesidad.
Sigo. Leo “meid in yerman”, me río del feliz equivoco entre el nombre de un precursor del psicoanálisis en nuestra lengua y el país en cuya lengua se escribió el psicoanálisis. En la nota inicial del primer texto aparece otra escena para alimentar el imaginario: Germán García y Miquel Bassols eligiendo palabras cuidadosamente.
Con Horacio González asoman Macedonio y Borges pasándose la pieza de carbón siempre caliente que es la vida, rozándola en la escritura, intentando tocarla en la humorada; ¿más funámbulos?
Los bares como escenarios y personajes al mismo tiempo. El escrito de Noelia Chiantur y la intervención de Juan Carlos Torre nos acompañan en este paseo donde el bar es un laberinto del que se sale entrando, transitando mesas, propiciando encuentros, dibujando escenas, imaginarse el texto de Lacan cayendo desde la mano de Masotta sobre la mesa del bar, escuchar el ruido, divertirse con preguntas irrelevantes como ¿cómo viajó el texto hasta córdoba?
Alan Pauls con un pase de lucidez, me permite ir de la entrevista como un formato periodístico cada vez más extendido en la actualidad, a la entrevista como artificio en el que la palabra tiene valor performativo. Está hablando del libro Palabras de ocasión. Entrevistas a German García, pero también, de algún modo, habla de algo importante en la trasmisión del psicoanálisis. Y de la mano del pícaro Germán García me ofrece un modo nuevo de pensar el universo y el suburbio: la copia original.
Exordio 11 anuncia el aterrizaje con comentarios sobre dos textos, ambos piensan cuestiones nodales de la época. Álvaro Stella invita a la lectura del texto de Bassols y de la posición del psicoanálisis en la época haciendo uso de la brújula lacaniana. De la mano de Judith G., al tono con el nudo que comenta, vuelve para mí la imagen de las hilanderas. El comentario invita a leer Quipu como un texto que, desde otro discurso, piensa cuestiones que están en el terreno de la práctica, de las inquietudes del psicoanálisis. ¿no fue la comunidad una palabra repetida y repensada en el último seminario internacional del CIEC?
Al final señaliza la salida el correo de lectores/as. ¿Salir? Voy a quedarme con la propuesta de divertirme conjeturando que solo se sale volviendo a entrar.
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Heráclito traductor de Averroes
Por Alberto Reis
A Exordio 11 y su equipo
“Recrear” en “La busca de Averroes”[1], como una variante del “Heráclito”[2] de Borges, no es otra cosa que “ignorar” el destino y el nombre del río, en cuyo margen, el filósofo camina.
Así, el espejo que fluye silencioso, no le devuelve la identidad de su rostro y sólo puede imaginarlo. ¿Amerita acaso el “coraje” del olvido de la lengua conocida? O el valor de ubicarse “en un lugar inexistente, en una excepción que ex–sistirá al universo ya escrito (…)” (Mazza, 2023. Edit. Exordio 11). Heráclito, fugitivo de su ser, se escabulle, ya que él también es “un río y una fuga” que intentará recuperar, vanamente, tras su declaración primera. Durante la mañana, la noche y la víspera, repetirá la sentencia: “Nadie (…) dos veces”… Entonces, dirá Borges, algo se imprimirá a futuro en los “claros caracteres”, de las venideras traducciones de esa voz inconclusa, que el río horrorosamente ha llevado consigo.
Heráclito de Borges “no sabe griego”, no tiene tiempo, “ayer ni ahora”, “es un mero artificio que ha soñado un hombre gris que entreteje endecasílabos para no pensar tanto en Buenos Aires y en los rostros queridos” (Borges, 1976). “Uno falta”, concluirá, artífice de una tierra que él mismo ha perdido y que, como un Jano, abre puertas y senderos que constantemente se bifurcan.
Dicho así, entre lenguas, es que Averroes no encuentra el equivalente de ciertas palabras en el Corán, para “hospedar a Aristóteles” (Mazza, 2023. Edit. Exordio 11). Lo extranjero está presente, el traslado de un terruño a otro y lo que en ese viaje se disipa: una voz que velada al autor, solo admite su recreación, una, dos u once (mil) veces.
[1] Borges, Jorge Luis. “La busca de Averroes”. El Aleph. España.: Alianza Editorial, 1998.
[2] Borges, Jorge Luis. “Heráclito”. La Moneda de hierro. Bs. As.: Ed. Emecé Editores, 2005.
*Borges especifica en una nota que el poema Heráclito “es una variante del cuento ‹‹La busca de Averroes›› (El Aleph, 1949)”. En una nota similar, reconoce que esa “variación” es “involuntaria”.
Mazza, César. “Recrear”. Exordio N° 11. “Traducir recrearlalenga”. Córdoba. CIEC.