Programa[i]
Historia del pensamiento, ¿historia del lenguaje?
Lenin.
UNA TEORIA DE CONJUNTO PENSADA A PARTIR DE LA PRACTICA DE LA ESCRITURA PIDE SER ELABORADA.
I.1 Esta práctica no es asimilable al concepto, históricamente determinado, de “literatura”. Implica la inversión y la reorganización completa del lugar y los efectos de este concepto.
I.2 A partir de la práctica, significa que es imposible hoy día, a partir de una ruptura localizable en la historia, hacer de la escritura un objeto que pueda estudiarse por una vía distinta a la de la escritura misma (su ejercicio, en determinadas condiciones). Dicho de otro modo, la problemática específica de la escritura se demarca masivamente del mito y de la representación para pensarse en su literalidad y su espacio. Su práctica es a definir a nivel de “texto” en la medida en que esta palabra remite, en lo sucesivo, a una función que, sin embargo, la escritura “no expresa”, pero de la que dispone. Economía dramática cuyo “lugar geométrico” no es representable (se juega).
I.3 La teoría considerada tiene su fuente en los textos de la ruptura y en aquellos que son susceptibles de “anunciarla” y de “proseguirla”. La selección de esos textos se funda sobre su coeficiente de contestación teórica-formal (por ejemplo, Dante, Sade / Lautréamont, Mallarmé / Artaud, Bataille).
De ahí la definición de un antes/después que debe remitir de hecho y al mismo tiempo – por desaparición de la posición del discurso como verdad “expresiva” y la afirmación de un espacio textual- a un adentro/afuera definido por la referencia ocasional a otras culturas.
I.4 Esta ruptura textual, tomada como punto de partida teórico, es contemporánea (en el sentido en que “X” es contemporáneo a “Y”, quiere decir que unos conjuntos son penetrados por la misma incógnita) de la manifestad en el pensamiento y la historia occidental por Marx y Engels, a saber, por el emplazamiento de la dialéctica materialista. Es la crisis misma y la revolución violenta, el salto, de la legibilidad.
- LA TEORIA DE LA ESCRITURA TEXTUAL SE HACE EN EL MOVIMIENTO DE LA PRACTICA DE ESTA ESCRITURA.
II.1 Entraña la constitución de un campo histórico que rompa con la seudocontinuidad de toda “historia de la literatura” fundada sobre un pensamiento especulativo que desconoce la economía escrita como determinación a priori de todo pensamiento.
II.2 Este campo histórico es discontinuo y pone al día, en primer lugar, las exclusiones de las que “la historia de la literatura” ha hecho y continua haciendo su provecho ideológico, exclusiones en el sentido de “represión” o “denegación” (Freud). Los puntos estratégicos, los bordes, se designan por las palabras: “mística”, “erotismo”, “locura”, “literatura” (esta última tomada exclusivamente en el sentido que introduce la ruptura). La normalidad del discurso está considerada como necesidad de una defensa (ideológica) por relación a esos puntos cuya función esta explicada y definida históricamente.
II.3 Estas exclusiones son aquellas que han recaído o que recaen sobre los textos que contestaban o contestan formalmente el concepto de “historia” planteado por el idealismo expresivo e instrumental (que se vuelve por lo tanto legible a partir de ellos).exclusiones de los sistemas capaces de integrar en cada momento el proceso de lengua: mito/representación/escritura (mito: jerarquía, divinidad, “mas allá”, redoblamiento, feudalidad, religión, símbolo; representación: intercambio, identidad, cuadro, desdoblamiento, capitalismo, idealismo, signo; escritura: producción, infinito, red, doble, materialismo, dialéctica, espacio).
II.4 La teoría apunta, por consiguiente, a encausar en primer lugar ese concepto de historia y a adelantar la “historia” de ese concepto como “literatura” (ficción), lo mismo que las exclusiones reconocidas dan el indicativo de una escritura textual como historia real.
III. LA TEORIA DE LA HISTORIA DE A ESCRITURA TEXTUAL PUEDE SER LLAMADA “HISTORIA MONUMENTAL” EN LA MEDIDA EN QUE SE APOYA DE MANERA LITERAL, POR RELACION A UNA HISTORIA “CURSIVA”, FIGURADA (TELEOLOGICA), QUE HA SERVIDO PARA CONSTRUIR, DISIMULANDOLO, UN ESPACIO ESCRITO/EXTERIOR.
III.1 Este espacio de varias dimensiones (que retoma por su cuenta, consumiéndolo, el de la historia “cursiva”) implica un principio de retroactividad (Lautréamont/Dante) de las relaciones de largo alcance y de los períodos inéditos (no culturales), una duración concebida como tiempo de las lenguas. Se sitúa en posición de pensar la finalización de una historia y su tránsito a otro nivel, lo mismo que la “entrada en la historia”.
III.2 La teoría se define en principio como una lectura. Esta lectura sólo la hace posible una escritura que reconoce la ruptura. La ruptura afecta al concepto de “texto” de la siguiente manera: el texto real se concibe como producto de una dualidad que produce. Siempre hay, por lo tanto, dos lugares con relación a un texto que solo existe por y para ese”dos” que lo divide radicalmente. El texto “no existe” fuera de esta división (no hay texto “verdadero”, “primero” o “último”, fundamental): el proceso se piensa en esta contradicción que funda a la vez la materia, el juego, la escena, la transformación dialéctica.
III.3 La escritura “que reconoce la ruptura” es, pues, irreducible al concepto clásico (representativo) de “texto escrito”: lo que escribe no es nunca más que una parte de ella misma. Hace de la ruptura la intersección de dos conjuntos (dos status inconciliables del lenguaje). Como lectura, remite al acto convenido por el que la escritura se propone sus campos de lectura (recorte, sintaxis, lógica), las “superficies” en la que opera, sus deslizamientos sobre esos campos, esas superficies.
III.4 La teoría tiene por función señalar que la escritura textual reconoce a la ciencia como a única habilitada para darle su realidad y sus “significaciones”: su formalización reclama la de la ciencia, su literalidad se abre a la formalización de la ciencia, constituye un objeto para la ciencia al mismo tiempo un objeto para su propia extensión, está en relación dialéctica con ella misma y con la ciencia. Es una teoría del proceso regulado e infinito que practica por su lado la escritura textual.
- LA TEORIA, QUE NO SE HACE NUNCA MAS QUE SOBRE TEXTOS, ES EN SUMA, EN LA MEDIADA EN QUE LOS HACE LEER EN SU “MONUMENTALIDAD”, LA PUNTUACION, LA ESCANCION, EL ESPACIAMIENTO DE LOS TEXTOS. ES, POR DEFINICION, PLURAL. TOMA EL NOMBRE DE LOGICAS.
IV.1 Pone en evidencia el status definitivamente contradictorio de la escritura textual que no es un lenguaje sino, a cada momento, destrucción de un lenguaje; que, en el interior de una lengua, atraviesa esta lengua y le da una función de lenguas. Esta destrucción, esta negación se explican por la teoría que es, por lo tanto, el lenguaje de esta destrucción del lenguaje (del conjunto de operaciones necesarias para plantear un lenguaje, desarrollarlo, anularlo).
IV.2 Enuncia la posibilidad, para la escritura textual, de subtender los desarrollos de la lógica y de verificarlos presentándoseles como “ejemplos” (citas). Muestra que la escritura textual es el texto histórico reconocido como texto, en la medida en que es, en su diferencia incesante, la marca del límite histórico de todo texto escrito y de su “tránsito al límite”, es decir, de su inscripción en “la historia monumental”.
IV.3 Marca la no-expresividad radical de la escritura textual, su juego variable, plurilineal, su función de conocimiento “integrador”, activo y productivo, de lo “real”; su referencia a “la historia monumental” como réplica de la historia “cursiva”. Subraya los límites entre escritura textual (red literal de varias dimensiones, cadenas de generaciones y de transformaciones reciprocas, sumas vacías de consumición del lenguaje por su articulación) y escritura no-textual (lineal, expresiva, causal, no-inscripta y no-religada al “espacio escrito”). Muestra como la escritura textual, excluida por definición del “presente” (cuya función es la de desconocerla), constituye precisamente la historia – y la puesta la desnudo ideológica diferida de ese presente.
IV.4 La teoría considera a la “literatura” (y al conjunto de la cultura en la que ésta se sitúa) como cerrada. Expone en lo sucesivo la envoltura de lo que se ha pensado bajo ese nombre. Elabora las condiciones reales (económicas), las estructuras sistemáticas a priori y las condiciones de desaparición de la escritura textual suprimiendo toda fijación a “la obra” o “al autor” (a la fetichización cultural y a la ficción corolario de una “subjetividad creadora”). Como “conciencia histórica”, se encuentra necesariamente del lado de la acción revolucionaria en curso.
1967.
– Nota:
[i] El presente texto titulado Programa fue escrito y publicado por Phillipe Sollers en la revista Tel Quel, fundada por él mismo durante los años 60. La revista fue un lugar de acogida, exterior a la universidad, del naciente estructuralismo. Entre los autores que colaboraban en la revista se pueden nombrar a Michel Foucault, Roland Barthes, Jacques Derrida, Maurice Blanchot, Julia Kristeva entre otros. Como anécdota, se puede acotar que el comité de Tel Quel fue a protestar a los directivos de la École Normale Superieure cuando Jaques Lacan fue expulsado de dicha casa de estudios (1969).
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LA ESCRITURA Y LA EXPERIENCIA DE LOS LÍMITES.
PRE-TEXTOS (1978)
Introducción.[i]
Escritura y revolución.
Hablemos, si le parece de Logiques y de Nombres. ¿Acepta las designaciones convencionales de novela para Nombres y de ensayos para Logiques? o ¿constituyen ambos libros un mismo espacio en cuyo interior, no obstante, se encuentran dos escrituras en interacción dialéctica?
Logiques no es ni un ensayo ni una recopilación. Es un aparato, una especie de máquina de lectura destinada a emplazar, históricamente, una teoría de las excepciones. Todos los textos que allí se encuentran deben, por lo tanto, leerse unos en función de otros, y eso implica que los organismos formales tratados se encuentran en un terreno donde no deberían, en principio, encontrarse: así, Dante y Sade, Mallarme y Georges Bataille. Cada vez que una experiencia irreductible está en juego aparece en su complejidad una problemática común. Esta comunidad, de hecho, es la historia de la censura, de la que esos textos constituyen el objeto por parte de una misma ideología, o más bien, de una serie de ideologías profundamente solidarias.
Designemos, si le parece, por linealidad el rasgo constante de esas ideologías incapaces de reconocer un texto como texto. A través de las experiencias recogidas aquí, reescritas, el exterior de la biblioteca inicia su despliegue. Entramos así en una especie de inmensidad escrita que la cultura -instancia necesaria de la represión- habría tenido únicamente por función alinear y apagar.
En cuanto a Nombres, es una novela en tanto que el proceso narrativo esta a la vez radiografiado y llevado mas allá de sí mismo. Es una novela que se propone imposibilitar la explotación novelesca y sus efectos mixtificantes. Nombres y Logiques deben leerse simultáneamente y dialécticamente. En el primer texto, la ficción opera como la obertura de una escena de la que el segundo texto da el modo de animación.
¿Qué criterios os han hecho retener, para estudiarlas, las obras de Dante, Sade, Lautréamont, Mallarmé, Artaud, Bataille? Usted declara en Programa, ese texto liminar que abre Logiques, que esas exclusiones de textos-limites dan “el índice de una escritura textual como historia real”. ¿Cuál es el nuevo tipo de historicidad del que intenta establecer las bases en el curso de sus lecturas lógicas?
Los textos escogidos se encuentran en posición de charnelas: por un lado nos “hablan”, frecuentan nuestro discurso, que está obligado a hacerles un sitio deformándolos; por otro, y esto en su misma letra, orientados hacia una economía distinta de la que nos sirve habitualmente a pensar la historia como expresión, permanecen ilegibles. La historia real –es decir, materialista- no podrá pasar sin un materialismo semántico (de ahí el exergo de Lenin: “Historia del pensamiento: ¿historia del lenguaje?”) que, si estuviera ya fundado, abriría un campo de investigación muy vasto. Lo que se rebate aquí es la historia lineal que ha sometido siempre el texto a una representación, un sujeto, un sentido, una verdad; que reprime bajo categorías teológicas de sentido, de sujeto y de verdad, el enorme trabajo que se encuentra en los textos-limites. Estos límites me parece que se pueden caracterizar por los nombres que la historia lineal – aquella en la que hablamos- les ha dado: mística, locura, literatura, inconsciente. Ya es hora, no de celebrar como el surrealismo ha hecho intuitivamente, sino de interrogar sistemáticamente esas apelaciones, de hacer surgir el pensamiento que allí se encuentre encerrado y reservado en forma de coartada. Ahora bien, yo pienso que el rasgo distintivo de este pensamiento es la multidimensionalidad, la que precisamente la escritura, y no la palabra, descubre y entraña. La historia de esta producción especifica está por hacer y por integrara el proceso de la historia en general. En efecto, inmediatamente, esta historia textual descifra la historia expresiva (cristiana) que cree poder pasarse de la profundidad escrita. En todos los textos en cuestión, la teoría de la escritura esta allí, inmanente y puesta a prueba; pero se percibe, en general, como delirio, fantasma, poesía, hermetismo, desviación individual, etc. Mientras que si se cambia el sistema de lectura, si se hace de la lectura el gesto de la escritura puesto en juego por esos textos, si se deja de hacerles representar para aprehender a la vez la articulación y la consumación, todo parece claro. El corte decisivo – el que retroactivamente y en el futuro- aquí es Lautréamont/ Mallarmé, corolario del de Marx/Freud. A continuación, puede decirse que todo recomienza y comienza.
– Nota:
[i] Extractos de una entrevista de Jacques Henric con Philippe Sollers, en Teoría de conjunto, col. Tel Quel, ed. du Seuil, 1968. (Hay traducción castellana Teoría de Conjunto, Seix Barral. Barcelona, 1971).