- Comic: de frente, el lector de vidriera se sorprende al encontrarse con un revival del film Metrópolis de Fritz Lang en las imágenes que envuelven este nuevo ejemplar de Descartes. Pero tal sorpresa, para un lector que se anima a leer de costado, no surge solamente por el arte del diseño de tapa sino que se trata del resultado de un trayecto: al abrir la revista en la página 169 damos con el artículo firmado por Beatriz Gez donde se plantea el papel de las vanguardias al comentar un texto de Andreas Huyssen. La autora se apoya en un punto de referencia de la investigación de Germán García “Psicoanálisis, entre modernidad y vanguardia”. A su vez, otro lector que gusta más de las inclinaciones y se le da por sostener este número apoyándole, en forma oblicua, el anterior no dejará de gratificarse con encontrar un antecedente de esa tapa en la editorial y los artículos de Descartes 21. En esa nota editorial Germán García realiza una puesta a punto de la actualidad de las vanguardias históricas, un elogio a Tristan Tzara en clave de la operación de Jacques Lacan en el contexto del torbellino de la “disolución” de la EFP (Seminario del 18-03-1980).
- Encuentro: di con esta revista en el XIII Encuentro de Historia de la psiquiatría, la psicología y el psicoanálisis (Córdoba 5 y 6 de octubre), me la pasaron los Amigos de la Fundación Descartes, en ese contexto subrayé unas líneas de Jean-Claude-Milner en la conversación con Juan Pablo Luchelli titulada “Después de todo”. A partir de una pequeña anécdota, unas palabras de Lacan dedicadas a Milner en la edición del volumen Televisión, tiene lugar el siguiente pasaje: “Sobre la rue de L’Ulm, yo separo netamente dos cosas. Por un lado Lacan encontró sujetos, no necesito extenderme sobre el rol de Jacques-Alain Miller. Por otro lado, existió un episodio que podríamos llamar socio-histórico. Siempre es importante que el sujeto se confronte a un discurso cuyas coordenadas son diferentes.” Podemos leer no solo el testimonio de lo que se podría llamar “un traspaso generacional” sino que también la formulación de un axioma o de una iluminación estrictamente lacaniana. Unas páginas más atrás, en el texto que transcribe la Conferencia del mismo autor en la Escuela de la Causa Freudiana (París, 4-4-2011), también se puede subrayar la operación conceptual respecto de la historia titulada “materialismo discursivo”.
- Una Palabra clave, Alexander Kojève: Lacan, Queneau, Bataille, Aron. Merleau-Ponty, Breton, Klossowski asistieron al seminario sobre Hegel dictado por el filósofo ruso entre 1933 y 1939 en la École Practique des Hautes Études. Anotemos que no se trata solamente de una referencia clave en el pensamiento de Jacques Lacan sino que su influencia toca un cierto humor, en los recursos de estilo irónico de este último. Kojève es un provocador desprejuiciado, aviva, dándolos vuelta, enunciados que a veces sólo se los lee dogmáticamente: nosotros podemos decir, pues, que Ford fue el único gran marxista auténtico u ortodoxo del siglo XX.
- A la salida: quiero traer a colación una frase del mismo Milner, en su libro “Los nombres indistintos” afirma que para aquellos que tienen una visión política del mundo, “no hay ningún más allá de los agrupamientos” y suponen que “las cosas tienen propiedades políticas por sí mismas”. Los agrupamiento que sólo se rigen por una visión política del mundo funcionan, se puede conjeturar, como una especie de “asamblea de fieles” (Miller, J.-A. “Prólogo” en Jacques Lacan, Otros escritos) donde nada puede escapar a sus administraciones del sentido. ¿Cómo recrear el movimiento lacaniano? ¿Cómo volver a abrir nuevas condiciones de enunciación “en vez de regular los enunciados existentes”[1]? Una revista, una publicación como Descartes es un medio para instalar la conversación del psicoanálisis en la trama de la cultura, instalar un programa de trabajo donde clínica, concepto y política jueguen la partida. O dicho de otro modo, “¿cómo hacer bailar de otra manera, a conceptos y matemas?” subrayará Germán García presentando Vida de Lacan (J.-A. Miller). Tal vez este movimiento requiera tomar como referencia una cierta carnavalización, como la figura apuntada del bufón de la novela Tartabul (David Viñas) “porque ya no hay épica, ni voluntad expresionista: el bufón dice la verdad sin demasiado énfasis, porque sabe de los límites de la verdad. También de la literatura” (Descartes, pp. 132). Agreguemos al psicoanálisis en esa serie. Instalar una conversación, hablar de otra manera implicará mover la naturalización, la institucionalización que dicta que ciertas cosas tienen su propiedad política por sí misma. Entonces, de acuerdo a como se recree el movimiento, contaremos con la contingencia, con la posibilidad de que esas “propiedades” se puedan perder como la propiedad de la sal en el relato citado de Francis Scott Fitzgerald, “(…) y al cerrar la puerta me dije: Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal perdiera su sabor, ¿con qué será salada? Mateo 5:13” (Descartes, pp. 131).
César Mazza, Córdoba 14 de octubre de 2012
Nota:
[1] “Barcelona ’98 Demasiado tarde para lágrimas. Entrevista a Germán García” (El Murciélago nro. 9, Agosto-octubre 1998)