“Un presente”, intervención del Programa de lectura e investigación El psicoanálisis en la cultura
Abajo el trabajo y quien lo trajo*
Ricardo Piglia, en el comienzo de su libro El último lector, narra el encuentro con un hombre que dice llamarse Russell. Cuenta que es fotógrafo, o que se gana la vida como tal. ¿De qué vive Russell? o mejor, ¿de qué vive un hombre? Este hombre del barrio de Flores replicó a escala reducida la ciudad de Buenos Aires tal como la recuerda o imagina. La modifica y altera según su visión, derrumba y reconstruye cada zona afectada por un temporal, cada detalle. El valor de lo inútil, la perfección de lo falso. Arte que se aparta del negocio de vivir, en el que formas inciertas toman una insólita importancia, indignas para los amantes de la productividad. Forma de vida incompatible con la administración del trabajo, con los tiempos estandarizados. Con la meritocracia. Pasaje del otium cum dignitate al otium cum indignitate que Lacan precisa en su Seminario 16 como efecto del principio de la vida cristiana: “renuncia a los placeres”. Principio que es también el de la moral moderna. Ironiza diciendo que algo cambió: “no demasiado trabajo” (100), ¿desde cuándo hay que hacer tanto esfuerzo para lograrlo?
Aparece en el pequeño diccionario de latín de Vicente Palomera junto a otium, otium litteratum. Hay cosas que no pueden ser dichas sin jugar con la lengua, sin retorcer las palabras, imponiéndole reglas que no son las establecidas por el common sense. Como por ejemplo las exóticas exigencias de Juan Filloy: todos los títulos de sus obras tienen siete letras, y tiene al menos un título con cada una de las letras del alfabeto. Jurista argentino por negotium y escritor por otium, Filloy es un aficionado creador de palíndromos: publicó más de ocho mil. También inventó ochocientos noventa y seis megasonetos, 14 series de 14 sonetos. Actividades que no suponen un fin en sí mismas, que no persiguen otro objetivo más que el de ser escritas, despiertan una afinidad en Freud. Carta va, carta viene, César Mazza relata este encuentro así:
A nuestro juicio la conexión más intensa que existe entre Filloy y Freud remite al estilo, al tratamiento del lenguaje plasmado en su vida literaria. Alguien que se ufana de haber tallado más de ocho mil palíndromos, una especie de campeón mundial en un arte que sólo vale por su inutilidad, despierta la afinidad con el analista. De la palindromía dirá Filloy “su falta de obligatoriedad y su carencia de beneficios ennoblecen su nadería de regocijo incoercible”. Sorprende la íntima conexión entre el goce producido por la creación palindrómica y la divisa firmada por Freud, Largo Otium cum dignitate et estudio (17).
Para contribuir al otium del lector, exordio les acerca esta ficha de Vicente Palomera para descubrir todos los secretos de ésta divisa firmada por Freud.
Bibliografía
-Filloy, Juan. Caterva. Bs. As.: El cuenco de plata, 2015. -Lacan, Jacques. “Introducción a la apuesta de Pascal”. El Seminario. Libro 16. De un Otro al otro. Bs. As.: Ed. Paidós, 2008. -Mazza, César. “Revenants en las profundidades del gusto”. Deodoro, gaceta de crítica y cultura. UNC, Córdoba Enero-Febrero 2016. Año 6 N°61. -Piglia, Ricardo. El último lector. Bs. As.: Ed. Anagrama, 2005. *Texto publicado en Revista exordio 9
Compartimos algunas de las imágenes capturadas por Vicky Vaccalluzzo, a quien agradecemos por acompañarnos en esta intervención: